La inseminación artificial es una de las técnicas de reproducción asistida utilizada en clínicas de fertilidad, que permite a miles de parejas que tras un periodo prolongado de intentar concebir no lo han conseguido, cumplir su sueño de ser padres. En términos generales, el procedimiento consiste en colocar semen seleccionado en laboratorio en la cavidad uterina durante el periodo previo a la ovulación, esto con la finalidad de que el ovocito sea fecundado.
Si ustedes están interesados en conocer más acerca de las opciones disponibles actualmente en una clínica de fertilidad para la reproducción asistida, los invitamos a que continúen leyendo, pues dedicaremos esta publicación en el blog del Centro de salud Integral del Hombre y la Mujer (CSIHM) a hablar de la serie de pruebas que se realizan como valoración previa.
Existen dos variantes de inseminación artificial, la homóloga, en la que se emplea el semen de la pareja de la mujer que se someterá al procedimiento, y en la que se emplea semen de un donante. Si bien se trata de un proceso de baja complejidad, es necesario que se reúnan ciertas condiciones básicas para someterse a él, por ello es necesario que la mujer se someta a una serie de estudios en los que se analizan los antecedentes personales, médicos y ginecológicos.
El primer paso para determinar si la paciente es una buena candidata a este tratamiento de reproducción asistida es hacer un análisis de sangre, que sirve para descartar la existencia de patologías como diabetes, anemia, marcadores hepáticos, hormonas tiroideas, así como enfermedades infecciosas como el VIH y la hepatitis B y C. Con los análisis de sangre también es posible detectar si existen trombofilias o problemas de coagulación, los que pueden influir en que exista fracaso en la implantación del embrión en el útero y riesgos de aborto, así como cualquier otro problema que pueda llegar a afectar el desarrollo embrionario una vez realizado el tratamiento.
Un análisis hormonal también es necesario, ya que a través de este se obtiene una valoración de la ovulación y de la reserva ovárica; analizar la dotación cromosómica también es de gran importancia, sobre todo cuando existe una baja calidad seminal. Por otra parte, hacer una ecografía ginecológica es de importancia, ya que a través de esta se pueden descartar patologías existentes como miomas uterinos, quistes ováricos, malformaciones uterinas y pólipos endometriales, entre otros, además de permitir valorar la reserva ovárica.
Otro de los análisis a los que la paciente se debe someter en la etapa de valoración es el de permeabilidad tubárica, con el cual se determina si las trompas de Falopio permiten el paso de espermatozoides hasta su tercio distal, que es la parte donde se lleva a cabo la fecundación. En caso de que las trompas estén obstruidas pueden aplicarse otros estudios para determinar las causas de la obstrucción y en su caso, indicar un tratamiento. Para la evaluación de esta permeabilidad tubárica se aplica el estudio de histerosalpingografía, en el que se introduce un medio de contraste por el cérvix para obtener una radiografía de la cavidad uterina y así diagnosticar problemas anatómicos como miomas, sinequias uterinas y pólipos que puedan complicar el procedimiento.
La histerosonografía es un estudio que también se utiliza y es similar a la histerosalpingografía, con la diferencia de que el estudio se hace por una ecografía y no mediante una radiografía. También hay maneras de analizar la permeabilidad tubárica por intervención quirúrgica, como la laparoscopía, que consiste en comprobar el paso de líquido hasta la cavidad uterina a través de las trompas de Falopio. Este estudio sólo es aplicado cuando no se puede comprobar la permeabilidad tubárica por otros métodos.
Una vez que se han hecho estos estudios, en las clínicas de reproducción asistida se aplica una valoración en la primera fase del ciclo ovárico, eso es, entre el primer y tercer día de menstruación. Esta valoración determina el funcionamiento hormonal del ovario y la reserva ovárica, y una vez realizada se puede comenzar con una estimulación ovárica a través de la administración de medicamentos especiales que favorecen el desarrollo multifolicular. El proceso de estimulación ovárica varía de una paciente a otra, ya que su respuesta es distinta pero por lo regular toma entre 8 y 10 días. Después de este lapso de tiempo se alcanza el tamaño y número ideal de óvulos con lo que se procede a administrar un medicamento llamado Gonadotropina Coriónica Humana (hCG) que desencadena la ovulación.
Cuando el medicamento hCG es administrado, se puede programar la cita para realizar el procedimiento. El proceso como tal consiste en dos inseminaciones, en el caso de que se trate de la opción homóloga, una realizada 24 horas después de la administración de tal medicamento y la otra 36 horas después, mientras que si se trata de la opción con donante se realiza una inseminación única 48 horas después de haber administrado el hCG.
Es importante destacar que es un procedimiento indoloro y de bajo riesgo y para llevarlo a cabo un especialista realiza un aseo del canal vaginal antes de colocar el semen en el cuello uterino con ayuda de un catéter especial. Una vez realizado el proceso, la paciente puede egresar de la clínica sin mayor problema; en caso de que el esperma a utilizar sea de la pareja de la paciente, el día en que se haya programado el procedimiento es necesario que se presenten dos horas antes de la cita, esto para entregar una muestra seminal y hacer el proceso de capacitación espermática.
Cuando la muestra está lista, la paciente debe beber agua, pues para garantizar la inseminación se utiliza una guía ultrasonográfica abdominal a través de una ventana acústica de la vejiga para que el catéter con el que se colocará el semen en el cuello uterino podrá ser dirigido correctamente.
Para conocer a detalle las características de las técnicas de reproducción asistida los invitamos a ponerse en contacto con nosotros, en el Centro de salud Integral del Hombre y la Mujer (CSIHM) con gusto los atenderemos y les ofreceremos una alternativa de tratamiento para el embarazo, garantizando la seguridad y salud, tanto de la madre como del bebé.