La infertilidad masculina es un tema muy común, que al igual que la mayoría de los padecimientos del hombre, tratan de esconderlo cuando están en esa situación, ya sea por pudor, miedo o vergüenza, sin saber que al hacerlo solo agravan la situación. Este problema se refiere a la dificultad para procrear, que estadísticamente es igual que la femenina, ya que es de un 40%; el otro 40% se adjudica a la pareja, refiriéndose a que también tuviera problemas, y el restante 20% sería propiamente de la mujer. He aquí la importancia del estudio simultáneo, tanto del hombre como de la mujer que consultan por infertilidad, porque antiguamente se comenzaba el estudio con la mujer y se dejaba de lado aquellos factores masculinos que de haber sido tratados como corresponde, en muchos casos se hubiera logrado un embarazo por vía natural.
Es importante diferenciar el problema de la dificultad para procrear de la disfunción eréctil, ya que son cosas distintas porque la primera se refiere a la dificultad o incapacidad para procrear, y la segunda a la incapacidad de tener un erección que brinde relaciones sexuales satisfactorias.
Las mujeres están acostumbradas a tratar con un ginecólogo desde muy temprana edad, sin embargo los hombres pueden pasar una vida entera sin visitar un andrólogo, incluso muchos no saben de su existencia. Muchos hombres aún tienen la creencia de no tener la necesidad de hacerse chequeos de sus órganos sexuales, a menos que sea una emergencia, porque incluso para algunos es socialmente mal visto. Entre estos miedos y tabús se encuentra la ignorancia que se presenta cuando algo es desconocido.
Cuando un hombre visita al andrólogo por cuestiones de infertilidad, la consulta se basa en tres pilares, que son:
- El interrogatorio: Un tema clave porque no sólo se debe indagar en las funciones sexuales, sino también de las reproductivas.
- Examen físico: Primordial para encontrar aquellas causas que pueden ser la causa del problema para poder corregirlas. Un ejemplo puede ser aquel paciente que sufre de varicocele, cuando se detecta se puede empezar con tratamiento.
El varicocele es una dilatación anómala de las venas que van acompañando al testículo, comúnmente llamadas várices. Los testículos necesitan unos grados menos de temperatura, motivo por el cual son externos y están colgando, porque necesitan unos grados menos para poder llevar a cabo la espermatogénesis, que es la formación de los espermatozoides. La dilatación anómala, producto del varicocele, produce un estancamiento de la sangre, provocando un aumento de la temperatura, lo que produce una alteración de la calidad de los espermas, afectando tanto su producción, como la calidad.
El diagnóstico por varicocele básicamente es el examen físico; el paciente debe estar de pie y si el experto observa unas venas dilatadas que van acompañando al testículo, se diagnostica como varicocele grande, es decir grado tres. Si se necesitara palpar esa dilatación, se hablaría de un varicocele moderado, sin embargo si se le tiene que pedir al paciente que haga fuerza para poder observar esa dilatación, sería un varicocele pequeño. Aunque el varicocele es por examen físico, es de gran ayuda una ecografía doppler o un doppler vascular en el cual se puede ver el estancamiento sanguíneo y la dilatación venosa.
Uno de los principales síntomas es precisamente la incapacidad para poder procrear, lo que se descubre en la misma consulta; otro de los síntomas, cuando se trata de un varicocele muy grande, es que el paciente siente pesadez en los testículos, molestia testicular que es producto de la sangre estancada. Para el tratamiento, primero se tiene que evaluar el contexto, si el hombre tiene bajo conteo y calidad de espermas y la mujer con una edad mayor a 30 años, serían candidatos a tratamiento quirúrgico, aunque es una cirugía ambulatoria que tiene duración máxima de 40 minutos.
Es importante el trabajo conjunto del andrólogo y del ginecólogo para la elección de un tratamiento adecuado. El varicocele es la causa más común que deriva en la infertilidad masculina, estadísticamente el 15% de la población tiene varicocele, pero este porcentaje aumenta en un 60% en aquellos pacientes que acuden a consulta por el problema de no lograr procrear.
Son muchas las causas frecuentes de infertilidad masculina y el objetivo de identificar estas causas es tratar justamente de localizar las que son corregibles como el varicocele, además de aquellas que no son corregibles, como causas genéticas o causas idiopáticas, estas últimas son aquellas que aunque la pareja tenga buena calidad de espermas y de óvulos, no logran concebir un hijo y las causas son desconocidas.
En cuanto a las causas que se pueden modificar tenemos los casos de aquellos hombres que se ven afectados por medicamentos que afectan la calidad espermática, una ingesta excesiva de alcohol que produce una alteración en la forma de los espermatozoides, aunado de una disminución del deseo sexual y una disfunción eréctil que termina por alterar la fertilidad.
Recientes estudios han demostrado varios factores que afectan la calidad espermática y que antes eran desconocidos. Aquellos hombres que viven en grandes ciudades industrializadas y con polución, tienen una alteración de la calidad espermática. Dichos estudios también han demostrado que los hábitos llegan a afectar la calidad espermática, entre ellos encontramos:
- El tabaco: Produce una alteración en la movilidad de los espermatozoides.
- Sedentarismo: Aquel hombre que se encuentra mucho tiempo sentado en un escritorio, puede aumentar la temperatura a nivel testicular, alterando la calidad de los espermas, lo que al final puede derivar en varicocele.
Otro de los grandes motivos y que además es uno de los padecimientos que más preocupan a los hombres es el cáncer de próstata, esto es debido a que en su estado más primitivo encontramos el tratamiento quirúrgico como única solución al problema, lo que conllevaba en extirpar la próstata, conocido como prostactetomía radical. Este tratamiento evidentemente produciría la ausencia del líquido eyaculado, lo que interviene directamente en la capacidad para procrear.
La postergación de la maternidad tiene su correlato en los hombres, y si bien el algún momento se creyó que esta incapacidad era un tema femenino, actualmente la ciencia ha probado que el reloj biológico masculino también corre, y que las causas de esta incapacidad de procrear se reparten en forma similar entre femeninas y masculinas.
Nuestra recomendación para evitar la infertilidad masculina, siempre será invitarlos a llevar una vida sana. En el Centro de Salud Integral del Hombre y la Mujer les ayudaremos a lograr sus objetivos y a detectar aquello que le impide alcanzarlos para juntos encontrar una solución.
Les invitamos compartir nuestro artículo, para que más personas tengan la información adecuada. ¡Los esperamos en nuestra próxima entrada!