La inseminación artificial en México es un tratamiento de reproducción asistida de alta demanda, que promete buenos resultados en muchos casos. Esta técnica difiere de otras de la gama que ofrece la medicina de reproducción asistida, porque no hay dos tratamientos iguales, aunque comparten objetivos. Consiste en introducir los espermatozoides de la pareja o el donante en el útero de la mujer, lo cual se realiza mediante el control de la ovulación femenina, a través de medicación hormonal, con la finalidad de aumentar las probabilidades de embarazo. No requiere de aparatos quirúrgicos, anestesia, ni insumos hospitalarios.

Esta técnica no resulta compleja, como sí lo es, por ejemplo, la fertilización in vitro; sin embargo, sí ha de efectuarse en una secuencia lógica de pasos. En primer lugar, se realiza la estimulación de la ovulación, que se desarrolla mediante inyecciones de hormonas gonadotropinas en dosis pequeñas. Este paso se realiza sea fértil o infértil la mujer, dado que incrementa las probabilidades de éxito. De manera indirecta, esta etapa permite tener un ciclo ovárico controlado.

Posteriormente se prepara el semen. Lo fundamental en este proceso es la abstinencia sexual del hombre, que forma parte de una de las medidas que podrían contribuir al éxito de la inseminación artificial. Se exige que no se haya masturbado o tenido relaciones sexuales en los 5 días anteriores al momento en que se estimulará para extraer el semen. Una vez recogida la muestra seminal, se eligen los espermatozoides con mejor movilidad y morfología.

Horas antes de ser inseminada, se le aplica a la paciente la hormona hCG o Gonadotropina Coriónica Humana, por sus siglas en inglés, la cual induce la ovulación. En materia de inseminación, hay dos procedimientos específicos en función de la inyección hormonal. La primera es la inseminación doble, en la que se administra la hormona hCG 24 horas antes de depositar el semen, y veinticuatro horas después, se administra una segunda dosis para realizar dos inseminaciones. El otro método es el que implica la inseminación única, que, mediante ecografía, permite observar la maduración ovárica para aplicar la hCG cuando ocurre. Pasadas de 34 a 36 horas, se lleva a cabo la inseminación.

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